Pocketful of Miracles
En la época de la Ley Seca (1920-1933), Dave es un contrabandista de alcohol que está a punto de cerrar un trato importante con un mafioso de Chicago. Como las manzanas de la mendiga Annie siempre le han dado suerte, envía a uno de sus hombres a buscarla para cerrar la operación. Pero Annie está completamente desesperada: su hija, a la que no ve desde hace muchos años, llega de Europa acompañada de su novio y de su suegro, unos aristócratas italianos, y Annie tendrá que convertirse en una gran dama para no defraudarla. (FILMAFFINITY)
Desde Adán, la manzana nunca tuvo tanta influencia en la vida de un hombre hasta que Capra se la entregó a Glenn Ford (Dave el dandy), de la mano de Bette Davis (Annie Manzanas). Una manzana pura, sin gusanos ni serpientes. Sin venenos maléficos de reinas malas. Una manzana de cuento, porque esto es lo que es, ni más ni menos que un cuento. Un cuento con final feliz.
La historia no tiene nada de original, la hemos visto en numerosas películas: madre que simula ser una gran dama ante su hija que estudia fuera, hija que regresa con novio importante, y madre que sufre por que su hija descubrirá que todo es mentira. Ingredientes con los que muchos directores hubieran confeccionado un gran pastel pero que bajo la brillante dirección de Frank Capra se convierte en un cuento inolvidable que nos deja una gran sensación de optimismo.
Aparecen unos secundarios geniales (destacar al «juez Blake»(Thomas Mitchell), y al mayordomo (Edward Everett Horton), tremendo), que encadenan una serie de gags hilarantes a un ritmo cada vez más frenético.
La acidez la ponen los comentarios de Peter Falk.
Fue nominada para tres oscar, Mejor actor de reparto Peter Falk, mejor diseño de vestuario y Mejor canción original, no consiguiendo ninguno.
Entre otras cosas, esta película, no recurre a la lágrima fácil, sino a la sonrisa, para hacernos pasar un par de horas estupendas, agradables y entretenidas, y hacer que queramos ser mejores personas al terminar de verla